La mayoría de enfermedades se estudian a nivel molecular, y el conocimiento de las moléculas implicadas (proteínas y ácidos nucleicos, principalmente) es lo que ha propiciado la aparición de numerosos tratamientos. El estudio molecular de la diabetes tipo I, por ejemplo, ha permitido conocer el gen que codifica para la insulina y, de esa forma, clonar ese gen en bacterias y producir grandes cantidades de insulina humana para tratar a los pacientes diabéticos (¡es insulina transgénica!). Antes de eso, se inyectaban insulina de cerdo.
Pues todo el desarrollo de fármacos se hace fundamentalmente a nivel molecular, como dice Moisés.
Una vez localizada una molécula prometedora, para diseñar análogos más eficientes y seguros necesitas estudios estructurales a nivel atómico/molecular para entender bien los mecanismos
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